El Calafate es un fruto redondo de color azul morado que crece en las tierras patagónicas y tiene un rico y dulce sabor, pero detrás de este pequeño fruto se encierra una leyenda: Se dice que, cierta vez, "Koonex, la anciana curandera de una tribu de tehuelches, no podía caminar más; sus viejas y cansadas piernas estaban agotadas, pero la marcha no se podía detener. Las mujeres de la tribu confeccionaron un toldo con pieles de guanaco y juntaron abundante leña y alimentos para dejarle a la anciana curandera. Koonex cuando regresaba a su casa y viendo que la gente de la tribu se iba alejando creyo que se iba a quedar sola para morirse. Todos los seres vivientes se alejaban. Comenzó a sentir el silencio como un sopor pesado y envolvente. El cielo multicolor se fue extinguiendo lentamente. Pasaron muchos soles y muchas lunas, hasta la llegada de la primavera. Entonces nacieron los brotes, arribaron las golondrinas, los chorlos, los alegres chingolos, las charlatanas cotorras... Volvía la vida. Sobre los cueros del toldo de Koonex, se posó una bandada de avecillas cantando alegremente. De repente, se escuchó la voz de la anciana curandera que, desde el interior del toldo, las reprendía por haberla dejado sola durante el largo y riguroso invierno. Un chingolito, tras la sorpresa, le respondió: -"nos fuimos porque en otoño comienza a escasear el alimento, además durante el invierno no tenemos lugar en donde abrigarnos"."Los comprendo" -respondió Koonex- "por eso, a partir de hoy tendrán alimento en otoño y buen abrigo en invierno, ya nunca me quedaré sola".... y luego la anciana calló. Cuando una ráfaga, de pronto, volteó los cueros del toldo, en lugar de Koonex se hallaba un hermoso arbusto espinoso, de perfumadas flores amarillas. Al promediar el verano las delicadas flores se hicieron fruto y antes del otoño comenzaron a madurar tomando un color azulmorado de exquisito sabor y alto valor alimentario. Desde aquél día algunas aves no emigraron más y las que se habían marchado, al enterarse de la noticia, regresaron para probar el novedoso fruto del que quedaron prendados.
Los tehuelches también lo probaron, adoptándolo para siempre. Desparramaron las semillas en toda la región y, a partir de entonces, "el que come Calafate, siempre vuelve"...
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1 comentario:
La fruta Calafate tiene un significado muy especial para mi que quedo a traves de mas de 40 decadas. Cuando yo era chica mi familia y yo viviamos en Calafate cuando solo era un pueblo de 500 habitantes. Era por alli por 1960. Mi papa era subintendente del Parque Nacional Los Glaciares y viviamos frente a la intendencia. En el verano mi papa nos llevaba a pasear a mi hermana y a mi en auto y paraba varias veces para juntar mucha fruta Calafate. Me acuerdo que la boca nos quedaba morada de tanto comerlas. En los anios siguientes se comenzo a hacer el dulce Calafate, el cual es delicioso y tiene un sabor exquisito. Hermosas memorias!
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